Raya
la luna la tarde
de
tenues cataratas
transparentes
cristales,
abalorios,
flashes, sed
de
escaparates.
Fugaz, la sombra
de
agudo desencanto
roza
voraz un reflejo
de
cruel llama y hielo
en
la hombrera caída
del
torpe maniquí.
No,
solo fue este quiebro,
nada,
si acaso este triste lamento
que
siempre duerme
callado,
en reverente sumisión,
breve
destello
de
sombras y de luces,
un
espejismo,
fantasmas
del pasado.
Despierta
ya, levántate,
obvia,
mira a la gente
por
las alegres aceras,
la
brisa cálida de una mirada,
el
contoneo sonámbulo, fémino,
la
escuálida caricia,
las
libertinas manos,
las
caderas al viento,
yo
tan hambriento
de
gestos y sonrisas,
de
poder ser, soñar,
sin
esta luz,
sin
aire,
de
las estrellas.
Poema seleccionado en la I Antología de poesía 'siempre poesia'
Poema seleccionado en la I Antología de poesía 'siempre poesia'
Del poemario: "Libro de las sensaciones"
21-04-2015