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Gracias y perdón por mi error.

viernes, 14 de septiembre de 2012


CANCIÓN CÍCLICA

Entonces                                            
un niño
yo fui,
y era muy
pequeño;
sentía
el mundo
como un gran
payaso
sonriente;
tras cada
esquina
vivía
un bello
arco iris;
y tras la
ventana,
el viento,
un león
rugiente.

Cuando era un niño
era pequeño;
un bobo juego
era una dulce
provocación;
cada aventura
era un misterio
que investigar;
miraba el cielo
y, sí, todo era
desmesurado
y siempre inmenso;
todo era nuevo,
todo era extraño.

Y un día me pregunté:
¿por qué?, y no hubo repuesta.

Luego sin más crecí,  
el mundo se adaptó,
tuve granos y pecas;
salté como un poseso
con la música hortera;
evidencié el perfume
que custodia una trenza;
descubrí la poesía
que vela y calla un beso.

Y un día me pregunté:
¿por qué?, y no hubo repuesta.

Sin saberlo me hice un adulto,
sin saber, cosas de adulto hice,
aunque siempre creí saber:
encontré guapa compañera
o ella se tropezó conmigo;
compré un destartalado coche
o la necesidad me engaño;
habité un piso y me endeudé,
y hasta quedé harto de vecinos;
lave mis cansadas heridas
con el lento fluir del tiempo.

Y un día me pregunté:
¿por qué?, y no hubo repuesta.

Entonces, sin saber, me hice mayor,
tuve preocupaciones de mayores:
me inquietó la infiel bolsa tenebrosa;
me alarmó el paro, y su queja luctuosa,
y escurrirse el hambre en los hogares;
me aterrorizó el llanto de las guerras,
el lamento añejo del despojado;
me afligí observando el cielo sin nubes,
y la tierra yerma y desnuda al sol;
me angustió el negro porvenir del hijo,
y la hacienda, heredad de devoción.

Y un día me pregunté:
¿por qué?, y no hubo repuesta.


Y entonces, porque así lo imaginé, me hice viejo,
soñaré que el buen soñar será un sueño factible,
que la vida se parece mucho a un triste enredo,
que nada hay nuevo bajo los colosales cielos;
depondré el miedo, ¿qué es el miedo frente a la muerte?;
me sentaré en mi silla a esperar al leal amigo,
y en mi mente, imaginaré un pasado distinto,
y entonces me reiré, y ese día me preguntaré:
¿por qué?, y me sentiré, nuevamente, muy pequeño.



                                        Poemario: "Espuma y viento" de Juan E. Liébana Cazalla
                                        Poema: Canción ciclica


viernes, 7 de septiembre de 2012


VEN A BUSCARME

Ven a buscarme
no me dejes aquí solo y perdido
en este vasto mar de maldades,
en esta insalubre agua preñada
de llantos y pesares.


Ven a buscarme
por el cántico sublime
que fue mi voz en tus oídos,
por los besos robados a la noche
cuando todos dormían,
por las tiernas miradas de anhelos
y complicidades ocultas en la madrugada.

Ven a buscarme, amor,
que estoy muy solo
tan lejos de ti,
tan cerca del abismo,
insondable,
por favor, mujer,
ven a buscarme.



                                        Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla
                                        Poema: Ven a buscarme

viernes, 31 de agosto de 2012

ENTRE LLAGAS


Desde las extremidades del tiempo,
devastado pasado, frío ocaso,
vertiginoso futuro, negro orto,
ahora, yago en mis llagas en llamas.

Soledad, aristas en movimiento,
vieja compañera, si tu me faltas,
me falta el lamento del aire quedo,
estará de más, ocaso, orto y el tiempo.

Porque tu eres temida, tierna amante,
porque tu eres posesa, fiel promesa,
porque tu eres blasfema, mi hilandera.

Desde tu piel me cubro las heridas
que manan de mi voz harto quebrada,
harto hastiada de este triste penar.


                                        Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla
                                        Poema: Entre llagas.


sábado, 25 de agosto de 2012

LEJOS DE TODO


De la quietud extraigo
cuanto me es necesario.

El mar quedo está mudo
sumido en el silencio,
ese silencio oscuro
que casi todo enturbia
desvanece y estremece.

Estoy lejos de todo,
todo cuanto es eterno;
a veces me horrorizo
de este desasosiego
fatuo, inútil y negro.

La mar, turbia pátina
se despierta inquieta
por un rayo de sol
obtuso y perezoso.


Entonces siento un frío,
y sé casi infalible,
que estoy lejos de todo
que el mundo me aparta
y me aleja de todo
lo que un día fue eterno.



                                        Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla
                                        Poema: Lejos de todo.


sábado, 18 de agosto de 2012

PERDÓN

Te pido perdón Tierra,
y al lugar que mancilla
mis sucios pies de arcilla,
como quien todo lo hierra.

Pido perdón, florestas,
que con tus frescas sombras,
cumples sino y me alfombras
el suelo de flores, frías estrellas.

Pido perdón al río,
que enturbio con mis manos
que ennegrezco con mi ano,
como si fuera mío.

Pido perdón al mar,
por las miles de afrentas
con que dejo tus arenas grasientas,
y te consigo ayermar.


Pido perdón al aire,
por la nube tóxica ,
que por demente y estúpido me ahoga,
que por codicioso y avaro me agosta.


Pido perdón al fuego,
por la ira del hombre,
los que no tienen nombre,
los crueles de su ego.

Pido perdón al tiempo,
a este momento eterno,
a este lugar materno,
que nos acoge como pasatiempo.

Os pido perdón, soy un mal visitante,
de esta época y este ultrajado planeta;
todo me lo prestaron, cual asceta,
y sólo devolví contaminante.


Pretendía soñar, crecer, amar;
sé que estoy de paso
como el más pulcro ocaso,
feliz, después a mi casa regresar.

Pero no sin antes todo manchar,
agriar, embadurnar, desmantelar,
os pido a todos perdón.



                                        Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla

                                        Poema: Perdón.



miércoles, 8 de agosto de 2012

HAY VECES


Hay veces que te presiento a mi vera
pétrea, o como un atronador vacío
sin cubrir, impúdica y hasta sincera.

Otras, eres la bruma y ese albedrío
insano, cúmulo, tristeza espesa,
que alberga y nutre el desaliento mío.

No te privas de ser una sorpresa
que me amarga y me enrarece la vida
y me aproxima a tu mirada aviesa.

Te adhieres con la luz de amanecida
y sólo apartas tu pelo turquesa
cuando fría arriba la anochecida.

Y tu voz se muda en firme promesa
hiriente, que me muestra jubilosa
el rostro difuso de la princesa,

como en la noche de luna lechosa,
cuando el azul zafiro nos descorre
el velo de tu nombre, alma brumosa.
Revelando, al fin, la marchita torre
donde ruge la eterna actividad,
donde toda obstinación es amorre.

Eres esencia que no tiene edad,
marchita la piel, vil, perpetua, fiel,
toda mi ajada hiel es soledad.



                                        Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla

                                        Poema: Hay veces.


martes, 31 de julio de 2012


¡AY!, TE BESÉ

Dispuse mis labios y te besé
sobre tu cuello de cisne desierto,
como quien rotura y sueña su huerto
así tu piel de ébano deseé.

¡Ay!, que el viento traiga aroma de rama,
mi voz sea una flama,
y mi quiebro sea un lamento en llama.


¡Ay!, que la noche sea brisa fresca,
tus labios dulce bresca,
y tu sinuoso cuerpo pura yesca.

Dispuse mis labios y adulador
te besé quedo, albor,
como quien rotura y sueña su amor.



                                        Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla

                                        Poema: ¡Ay!, te besé.


lunes, 23 de julio de 2012


POSEÍDO

Poseído tengo en la mente el miedo
que me ata indisoluble a tu esqueleto.
Puedo y no quiero, si quiero, no puedo,
de este juego de amor analfabeto.

Cuando, al fin, triste, deshaga este enredo,
los dos, amor, seremos un boceto
de manchas imprecisas en concreto
a punto de implosión sobre este ruedo.


Entonces será el dolor apilado,
como lacrado señuelo perverso,
amenazante desde cualquier lado.

Nos cegarán el beso de tu verso
en este duelo tan aciago y adverso,
tú, que por siempre serás, mi universo.



                                        Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla

                                        Poema: Poseído.


sábado, 14 de julio de 2012


OTROS SONES

Existen otras luces en la noche,
hay otros leves mundos invisibles;
pueblan el lugar lunas corruptibles,
diminutas, ocultas, de reproche.

Existen otras estrellas sin luz
que ni tú ni yo podemos tener,
ni admirar, ni cercar, ni poseer,
ni sentir, o acariciar al trasluz.

Solo nos tenemos a dos, nosotros,
tú y yo, los fantasmas, si acaso el viento
que rueda por el mundo sin aliento
abrazado a las lenguas de los otros.

Existen sesgados cuales desbroces
otros mundos, otras lunas heridas,
entre todos, nuestras almas perdidas
vagan indecisas, rotas sus voces.


                                        Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla

                                        Poema: Otros sones.




viernes, 6 de julio de 2012


SONETO DE INFANCIA


Cuando la luna era eterna aspirante,
las nubes figuras de algodón,
la puerta negra un enorme portón,
y mi mejor amigo un almirante;

cuando estudiar una consonante
atraía la atención del don,
y añil caer la tarde era el son
del temor recortado en el semblante;

entonces Mari repartía besos
envenenados e impertinentes
y me mandaba a casa cual encuadre;

y con el miedo calado en los huesos
correr la calle, apretando los dientes
de rabia, hasta el vientre de mi madre.


                                        Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla

                                        Poema: Soneto de infancia.




miércoles, 27 de junio de 2012


DEL AMIGO ESQUIVO


No siempre estaré por aquí perdido,
ni tendré mi ánimo tan abierto
y aunque a veces te muestres despierto,
no bastará y te rociaré de olvido.

Si te escondes cobarde por temido
y a tu amigo descubres da por cierto
que pones con tristeza al descubierto
el halago más preciado y querido.

Sea firme tu ocupado mandato,
y la cruel bestia su cuerpo arrastre
por los cenagales campos de muerte.

Que no perderé el tacto de este trato,
aunque obligado, sea mi sastre
en este insigne amago de la suerte.


                                        Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla
                                        Poema: Del amigo esquivo.


martes, 19 de junio de 2012

DE LA LIBERTAD…

Entre mi libertad y tú,
elijo mi libertad,
sin tapujos,
así hablo ella:
en la montaña,
en el mar,
desde las nubes del cielo,
desde las entrañas del infierno,
y más acá,
desde cualquier tiempo
y lugar:
            como ayer,
            hoy y más allá,
    desde siempre, para siempre,
                                                     en libertad…
de la mujer,
del hombre,
sin taparrabos,
sin alertas,
sin metáforas
desnuda la verdad,
única y sola,
solo,
solo de soledad
sin más 
                                                     en libertad…

                                   Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla
                                   Poema: De la libertad.

sábado, 9 de junio de 2012


SUJETO LÍRICO


Yo no soy yo, soy otro,
soy él o tú si lo quieres.
Escurridizo, algo huidizo,
ponderado y desalmado.
Yo no me visto por los pies,
cabalgo en la fantasía
de alguna cabeza inquieta.
Soy sujeto, aunque lírico,
no persona, menos autor.
Yo no existo, pero os hablo
y mi falsa voz esconde
la tenue flama de este hombre
que sin ser él, saña atrapo
y al otro sujeto tapo.



                                                    Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla
                                                    Poema: Sujeto lírico.

sábado, 2 de junio de 2012

HAY UNA LUZ EN TUS OJOS

Hay una luz en tus ojos                       
que, acaso, yo veo sólo;
y una luz en tu mirada
que el miedo desbarata.

Hay una luz en tu cara
que me quema como el hielo
y me agrieta como el pliego
el tacto de la piel clara

La luz se hace blanda niebla
cuando emerge la tristeza
y días nublados pueblan
la sombra de tus ojeras.

Hay una luz en tus ojos
que ni la penumbra aleja
ni puede la negra pena
domeñar su tierno acoso.

Pero con la primavera
cuando el verde sol te alcanza
hay una luz a tu vera
que a todos nos avasalla.


Y en los días gloriosos,
seducido, hasta logro,

y acaricio los colores
que envuelven tu testuz,
un arco iris oler
y etéreo, besar tu luz

y sentir contra el tacto de mis dedos
la caricia iluminada en tu piel.


                                                    Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla
                                                    Poema: Hay una luz en tus ojos.


sábado, 26 de mayo de 2012

BESO DE LUNA

a  MCBC

Tengo una flor para darte,
apenas habla de dolor,
habla de ti,
del dulce son del corazón,
habla de mi,
de la promesa del amor,
murmura de ambos
tiernas estrofas,
a la lánguida luz
de la luna pálida.

Con esta flor te doy su luz
ella, que anida en mi,
escondida;
mucha no es,
pero es para ti.
Acéptala con un leve suspiro,
guárdala como un beso de rocío,
y así refresque de tu recuerdo,
el beso de luna,
que en la noche enamorada
un día lejano te ofrecí.


Con esta luz te di mi ser,
pobre era y pobre es,
lo sé,
pero a pesar de los pesares,
soy cuanto eres, y así, soy cuanto soy.
Toma, si acaso, el tormento de mi voz
y ocúltalo, ocúltalo,
tu que supiste comprender,
por siempre,
la luz de mi amor.


                                                    Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla
                                                    Poema: Beso de luna


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viernes, 18 de mayo de 2012

HERENCIA

No sé si siempre existí,
pero si recuerdo,
aquel silúrico retorcido,
y el caldo viscoso de la célula
donde dormitaba esperanzado.

En mi memoria está el miedo
y la oscuridad de las aguas tibias,
de los ríos, sus corrientes espesas,
de las montañas, sus cumbres peladas,
de la tierra, la estepa desierta.

No sé si siempre existí,
pero, ya entonces, estaba allí
callado, sumiso, desconfiado.

El tiempo agrietó los espacios.
Los milenios trajeron
toda suerte de calamidades,
pero nunca faltó la ilusión
de otro cuerpo,
de otro organismo,
de otra célula
donde dormir
el eterno sueño del devenir.

Un día la promesa fue creencia,
la presunción creó doctrina
y está se cumplió: nací,
nací al mundo
traído de aquella célula
originaria,
henchida de incertidumbre,
arcaica hasta para el albor,
pero nací.

Hoy,
detrás de mí no queda nada,
si acaso, la ignorancia
preñada de destrucción.

Mañana,
nada habrá detrás de mí
salvo el confín de los tiempos;
conmigo,
fallece la esperanza
tantos milenios reservada.
  
Ya ni el miedo me sirve,
todo estará cumplido,
mi herencia será el aniquilamiento.


El fin de mi mundo navega en mi sangre
como un día la vida afloró
al légamo lechoso del mar primigenio.

Ya no habrá confianza,
ni existirá la certidumbre
menos el optimismo,
ni tan siquiera la perspectiva
de una promesa,
o la seguridad de una ilusión
que provenga de mis células,
por desgracia, muertas.


                                                    Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla
                                                    Poema: Herencia


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