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sábado, 26 de mayo de 2012

BESO DE LUNA

a  MCBC

Tengo una flor para darte,
apenas habla de dolor,
habla de ti,
del dulce son del corazón,
habla de mi,
de la promesa del amor,
murmura de ambos
tiernas estrofas,
a la lánguida luz
de la luna pálida.

Con esta flor te doy su luz
ella, que anida en mi,
escondida;
mucha no es,
pero es para ti.
Acéptala con un leve suspiro,
guárdala como un beso de rocío,
y así refresque de tu recuerdo,
el beso de luna,
que en la noche enamorada
un día lejano te ofrecí.


Con esta luz te di mi ser,
pobre era y pobre es,
lo sé,
pero a pesar de los pesares,
soy cuanto eres, y así, soy cuanto soy.
Toma, si acaso, el tormento de mi voz
y ocúltalo, ocúltalo,
tu que supiste comprender,
por siempre,
la luz de mi amor.


                                                    Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla
                                                    Poema: Beso de luna


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viernes, 18 de mayo de 2012

HERENCIA

No sé si siempre existí,
pero si recuerdo,
aquel silúrico retorcido,
y el caldo viscoso de la célula
donde dormitaba esperanzado.

En mi memoria está el miedo
y la oscuridad de las aguas tibias,
de los ríos, sus corrientes espesas,
de las montañas, sus cumbres peladas,
de la tierra, la estepa desierta.

No sé si siempre existí,
pero, ya entonces, estaba allí
callado, sumiso, desconfiado.

El tiempo agrietó los espacios.
Los milenios trajeron
toda suerte de calamidades,
pero nunca faltó la ilusión
de otro cuerpo,
de otro organismo,
de otra célula
donde dormir
el eterno sueño del devenir.

Un día la promesa fue creencia,
la presunción creó doctrina
y está se cumplió: nací,
nací al mundo
traído de aquella célula
originaria,
henchida de incertidumbre,
arcaica hasta para el albor,
pero nací.

Hoy,
detrás de mí no queda nada,
si acaso, la ignorancia
preñada de destrucción.

Mañana,
nada habrá detrás de mí
salvo el confín de los tiempos;
conmigo,
fallece la esperanza
tantos milenios reservada.
  
Ya ni el miedo me sirve,
todo estará cumplido,
mi herencia será el aniquilamiento.


El fin de mi mundo navega en mi sangre
como un día la vida afloró
al légamo lechoso del mar primigenio.

Ya no habrá confianza,
ni existirá la certidumbre
menos el optimismo,
ni tan siquiera la perspectiva
de una promesa,
o la seguridad de una ilusión
que provenga de mis células,
por desgracia, muertas.


                                                    Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla
                                                    Poema: Herencia


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miércoles, 9 de mayo de 2012

SOLEDAD SONORA

“De la alta silueta alada del campanario
volaron revoltosas y agitadas las mariposas
cuando la campana tañó la soledad sonora
que las envolvía desde la eternidad.”


Cuando me dejarán escoger de la soledad,
todas la heladas palabras,
todos los mudos silencios,
y, hasta, los entrecortados suspiros,
que están siempre alertas, encerrados
en la secreta habitación del tiempo.
No respiran,
temerosos,
de dibujar sonidos en el aire,
más allá del volátil campanario,
que despierten mi ansiedad
por encontrarlos, pobres testarudos,
si supieran que, desde siempre
y para siempre, los busco.
No importa,
si hoy no me cubro con palabras
ni me adorno con suspiros
para expresar mi locura,
mañana reinará la soledad
como existió cualquier otro día.
Puedo hundirme en la eternidad,
sé que en cada momento,
como perenne,
sus hojas nunca se extinguirán.
Son eternas.
La trajo el primero entre nosotros
cuando tuvo la desfachatez de sentir
su racionalidad, pobre iluso,
hoy fluye en mi latir,
y mañana vivirá
como siempre y desde siempre,
en la mente torturada de los demás.


No importa,
si me enmudecen los largos silencios,
no es esta la gran soledad:
la de marcados silencios
más allá de toda humanidad.



                                                    Poemario: "Libro de Sal" de Juan E. Liébana Cazalla
                                                    Poema: Soledad sonora


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